viernes, 12 de octubre de 2012

Pro-elección



Ayer, en un intercambio de comentarios en blog con un ateo, mi interlocutor me respondió que él no era proabortista, que era pro-elección.
               
                Si le pregunto –le dije- si es usted fumador o no fumador, seguro que no me contesta que cuando enciende un pitillo lo es, pero que cuando el cigarro está apagado no. Si quisiera contestarme si es partidario de la pena de muerte, no creo que se le ocurra decirme que, en cualquier caso, usted está con lo que diga el juez, tanto si éste condena al reo a freírse en la silla eléctrica, como si sólo lo manda a galeras.

            “No acepto que los avalistas y propagandistas del aborto se refugien en el burladero de la pro-elección. La mujer embarazada sólo tiene dos salidas: llevar a término el embarazo o abortar. No existe una tercera vía que se llame “elección”. 

                Frente al problema del aborto, no podemos ponernos de perfil y hacer como que la cosa no va con nosotros. La indiferencia es la actitud de los cristianos cobardes, los creyentes mediopensionistas que se lavan las manos ante el repugnante crimen del aborto.

                El aborto y la pena de muerte tienen en común tres elementos: en ambos tienen a una sola persona que decide sobre el otro: la mujer sobre su embarazo, el juez sobre la vida del preso. Ambos asuntos puede acabar con el triunfo de la vida o de la muerte. En ambos casos no hay una tercera salida.

                La mal llamada pro-elección es una bandera de conveniencia que va cambiando de trinchera según nos interese, que no se remanga ni se ensucia las botas, que no deja de poner cara de póquer tanto ante el milagro de la vida como ante la contemplación de un feto descuartizado.

                Ya nos lo dice las Escritura: “A los tibios los vomitaré de mi boca”, Ap. 3.16
                

1 comentario:

  1. Lamento mucho a quien pueda ofender con mis palabras, pero en tema de aborto yo no me ando con chiquitas. Yo siempre digo que antes de nacer fui un embrión más, y que gracias a mis padres que aceptaron a bien la voluntad de Dios hoy puedo decir lo que pienso, desafortunadamente hay muchos embriones que no pueden porque son abortados. Sí hermano, en esto no se puede ser tibio, no. Quien practica un aborto comete asesinato, quien lo permite, comete asesinato. Quien lo calla o lo omite, es cómplice de asesinato. Y mientras muchos hacen como que no pasa nada, y quieren ponerles nombre por leyes, o ampararse en los derechos que dan las leyes...Siguen matando a inocentes, por esos mismos, los que lo sabemos no podemos por más que llamar a cada cosa según su nombre.
    Un abrazo hermano Saulo.

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